(1) Navegando el caos. Europa es un 'collage'
Un libro de Verónica Raimo, la soberanía digital y la UE aguantando ante el desorden
Europa es un collage. Somos muchos y diferentes; somos una amalgama que trata de ordenarse entre presiones, excentricidades y condiciones que muchas veces nos ponen desde fuera. Las piezas del puzzle son todas diferentes y no siempre encajan, pero cuando lo hacen la imagen definitiva es interesante. La clave está en encontrar esos espacios en los que todos los puntos se puedan unir, aunque la línea sea muy pocas veces recta. En las curvas la UE se marea, pero ha ido aprendiendo con el paso de los años a aguantar (con mareos, eso sí) las turbulencias. La Unión entiende que el desorden es parte de su razón de ser. Es el caos, pero es mi caos. Y no siempre es malo vivir en él.
En Nada es verdad Verónica Raimo sabe cómo mirarse al espejo; se ve virtudes y defectos y valora ambas. No solo aprende a quererse a sí misma, sino que también entiende que la lotería de la vida no se puede cambiar (y eso no es necesariamente malo). La Italia tradicional choca con esa Italia que quiere evolucionar, que quiere moverse, salir de la zona de confort. Correr, salir disparada de un statu quo de aburrimiento y estándares generacionales que no pueden durar eternamente. La protagonista prueba, se esconde, salta, se escapa. Y vuelve. Casi siempre vuelve; porque su casa, con todas sus características en muchas ocasiones inasumibles, sigue siendo eso: su casa.
“Es un extraordinario retrato generacional, feroz e irreverente, sobre vínculos, pérdidas, desastres familiares y la aventura de crecer; una novela que rebosa inteligencia y que nos recuerda el valor siempre terapéutico de la comedia”
Sí, la UE y esta novela tienen mucho en lo que parecerse. Raimo ofrece una precisa radiografía de esa energía paralizante que puede llegar a ser la familia y de la empresa siempre incierta que es convertirse en mujer. La incertidumbre también es condición sine qua non de una Europa que sigue sentada en clase: aprendiendo nuevas lecciones para poder deshacer el yugo de quien solo ve el continente como un elemento comercial, poco preparado y lento. Adormilado, quizá. El caos hay que asumirlo, claro, pero sobre todo: en el caos hay que saber jugar el partido. Que el caos no te paralice.
¿Quién es…? Henna Virkkunen. La que será, si todo sigue su curso, nueva comisaria de Soberanía Digital no es excéntrica, digamos, pero sí original para el mundo de la política actual. Lejos de la primera línea del bucle que siempre parece Bruselas, la finlandesa da el salto del Parlamento a la Comisión después de más de diez años en la Eurocámara; allí ha sido un activo importante, en comisiones clave y con una voz propia que ahora se sentará ‘a la derecha’ de la madre. Quién sabe si estamos ante un relevo natural para Ursula von der Leyen. Triatleta, un coco para quienes la conocen de cerca y un descubrimiento interesante sobre los recién aterrizados en el nuevo equipo de la hiperlideresa de la Unión.
Virkkunen forma parte de ese grupo de políticos que, si bien se sienta en uno de los flancos del espacio ideológico, puede considerarse transversal. Ahora su partido gobierna en Finlandia, con Petteri Orpo como primer ministro, y ella se ha erigido como una voz quizá no muy mediática, pero sí preparada para lo que viene. ¿Y cómo quiere ser? Por lo pronto, cercana a la gente; lo demuestra en su página web. Sería paradójico que esta, para una vicepresidenta de Soberanía Digital, no fuera atractiva. Pero lo es, al menos a simple vista. “Siempre he sido muy trabajadora. A los 16 años, justo después de terminar el bachillerato, entré a trabajar en una cuadra de caballos. Era el trabajo soñado para una chica de los caballos”, resume, en un párrafo que recuerda a Antes del salto. Marta San Miguel va de la mano, en esa novela, de los viajes, los cambios, rincones de una Europa cercana y familia, pero a la vez nueva y apabullante. Qué equilibrio tan complicado. También va sobre el amor por las animales y la sensibilidad de quien nunca olvida lo que ha querido; lo que le ha hecho madurar y crecer.
“Mi afición favorita en estos días es, de hecho, correr. Las carreras largas e incluso los maratones me sirven para equilibrar el trabajo. También me encantan los libros, como al resto de mi familia. Además de la lectura, todos somos aficionados a los deportes. Yo prefiero las carreras de trote y el béisbol finlandés, pero también disfruto del ambiente en una grada de hockey sobre hielo o de fútbol”. Henna Virkkunen también es un ejemplo de que la política va de evolucionar, de dar grandes saltos que a veces provocan vértigo. Ser vicepresidenta de la Comisión Europea es, con los ojos puestos en los próximos cinco años, una carrera de fondo; un conjunto de retales que tienen que tener sentido todos juntos. Ahí Virkkunen tiene la resistencia necesaria.
¿Qué es el poder? Todo y nada a la vez, porque te lo dan y te lo quitan. “Nadie es tan poderoso como creemos que es”, dijo un día Alice Walker. Todo va sobre mandar y en realidad no es tan importante, menos si cabe en la Europa actual, donde ese poder se puede esfumar en cuestión de segundos. El italiano Giulio Andreotti dijo una vez que "el poder desgasta a quien no lo tiene", pero puede que estuviera equivocado. La realidad para varios líderes de Estados miembros de la Unión Europea es bien diferente, y resulta paradójico que quien parezca atravesar su mejor momento sea Giorgia Meloni. No pasa lo mismo con Pedro Sánchez, Emmanuel Macron, Olaf Scholz o incluso Viktor Orbán -tuvo en las elecciones europeas su peor resultado histórico-; todos ellos atraviesan su peor momento político, aunque en el caso del húngaro el desgaste parezca mínimo de puertas hacia fuera. Hay varios elementos que empujan al español, al francés y al alemán hacia una situación de complicaciones e inestabilidad. En el caos se gana o se pierde: y hay varios cabezas de cartel caminando… en el alambre.
Esta Unión nuestra nunca consiste solo coser y cantar. También se trata de afinar y de elegir el hilo necesario. Raimo sabe que su protagonista es distinta a los demás por el entorno que la rodea, pero también por cómo afronta los problemas, los retos y los cambios en la vida. En realidad todo eso es aplicable a la política, se tenga más o menos poder. No hace falta salir en las grandes fotos para ser importante. “Nadie es imprescindible”, dijo aquel. ¿Seguro? Nadie es prescindible, me contó uno de los mejores profesores que he tenido. Todos tenemos algo que aportar en ese árbol pseudogenealógico que es la Unión Europea. La fontanería política es casi más importante que el abrazo en la alfombra roja. Ser segundo de abordo está peor valorado cuando acaba resultando casi tan decisivo como ser el capitán del barco.
Y no, la UE no necesita esprintar, pero tampoco puede aflojar el ritmo. Tiene que ser operante; la clave no pasa por gobernar el caos, sino por saber vivir en él. Cambiar las cosas no es fácil… pero nadie va a venir a rescatar Europa de la incertidumbre.